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Información nutricional de los alimentos: como interpretar el rotulado

Actualizado: 21 abr 2020

Se entiende por rotulado nutricional a toda descripción, leyenda o imagen adherida al envase del producto destinado a informar al consumidor sobre las propiedades de un alimento.


Todas las personas tienen derecho a disponer de alimentos inocuos y nutritivos

para satisfacer sus necesidades nutricionales y sus gustos alimentarios, con la

finalidad de llevar conscientemente una vida sana.


Sin embargo, para poder poder cumplir este objetivo, es necesario que los rótulos sean

claros y contengan todos los datos necesarios, de manera que el consumidor pueda

realizar una adecuada elección. Por ello, la información que acompaña a

los alimentos juega un papel fundamental.


Está prohibida toda información o mensaje que aparezca en las etiquetas que no sea adecuada y veraz, o que induzca a engaño o error al consumidor.


Al definirse la información que debe aparecer en los rótulos, el consumidor podrá conocer mejor las propiedades nutricionales del producto, compararlo con otros y realizar una mejor elección de acuerdo a sus gustos y necesidades.


Para comprender el rotulado nutricional

¿Qué es una porción? es la cantidad promedio del alimento, que normalmente debería ser consumida en una ingesta con la finalidad de promover una alimentación saludable. Los tamaños de las porciones fueron establecidos en la normativa, y deben expresarse con su equivalente en medidas caseras.


¿Qué es el valor energético? representa la cantidad de energía que obtenemos al consumir una porción del alimento. Se calcula a partir de la energía aportada por los carbohidratos, proteínas, grasas y otros compuestos como el alcohol. Se expresa en unidades de kilocalorías y kilojoules.

Para saber:

1 gramo de carbohidratos = 4 Kcal. - 17 kJ.

1 gramo de proteínas = 4 Kcal. - 17 KJ.

1 gramo de grasas = 9 Kcal. - 37 KJ.

1 gramos de alcohol = 7 Kcal. - 29 KJ.


¿Que cantidades se declaran y cuales nutrientes?

Es obligatorio declarar la cantidad de carbohidratos, proteínas, fibra alimentaria,

grasas (totales, saturadas y trans) y sodio. Deben tenerse en cuenta los siguientes parámetros, teniendo en cuenta la composición del alimento:


- Carbohidratos o hidratos de carbono o glúcidos: aportan fundamentalmente energía y son el combustible para realizar las funciones vitales del organismo. Se clasifican en dos grupos:

1) los carbohidratos simples o azúcares como la glucosa, la fructosa y sacarosa, que son fuente de energía de rápida utilización en el organismo.

2) los carbohidratos complejos como la fécula o almidón, que se encuentran por ejemplo en el pan, las papas, la pasta, el choclo, el arroz y las legumbres.


- Proteínas: son nutrientes necesarios para el crecimiento, mantenimiento y reparación de los órganos, tejidos, músculos, células. Su origen puede ser animal o vegetal. Las proteínas de origen animal se encuentran en carnes, huevos y lácteos, y son las de mayor valor nutritivo; las de origen vegetal se encuentran en cereales, legumbres y frutos secos.


- Fibra alimentaria: es cualquier material comestible que no sea digerido en el tracto digestivo humano. La fibra ayuda a regularizar el tránsito intestinal. Se encuentra en cereales integrales, legumbres, frutas, verduras y semillas. Se sugiere consumir 25 g. de fibra al día.


- Grasas o lípidos: son la principal reserva energética del cuerpo humano. Es esencial en el organismo, ya que forma parte de estructuras y partir de ella pueden aprovecharse algunas vitaminas. Son compuestos de origen vegetal o animal. Las primeras están presente en frutas secas, semillas, aceites, etc; y los segundos en pescados, lácteos, manteca, y otros estilos de carnes.

Todas las grasas están formadas por una combinación de ácidos grasos saturados e insaturados. Generalmente se asocia a los primeros con los alimentos de origen animal y los segundos con los de origen vegetal.

Por otra parte, las grasas "trans" se forman en el proceso industrial de hidrogenación de los aceites. Las empresas los suelen utilizar para mejorar la consistencia y durabilidad de los productos; por ejemplo, en margarinas, panificados, galletitas, golosinas y snacks.


- Sodio: es un mineral que, en pequeñas cantidades, tiene un papel importante para

el buen funcionamiento del organismo. Se encuentra presente en forma natural en la sal de mesa (cloruro de sodio) y en todos los alimentos, por ello si no agregáramos sal a los alimentos estaríamos cubriendo las necesidades diarias (2400 mg de sodio).

Para tener en cuenta, 100 g de sal de mesa aportan 38 g de sodio, es decir que con solo 6 g de sal (una cucharadita) ya satisfacemos lo recomendado diariamente.


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